Alcohol

DATOS GENERALES

Origen

«Pan y cerveza para un día». Esta sencilla anotación pertenece a la lista de gastos de una familia que habitaba en la Mesopotamia asiática 3000 años antes de Cristo. La lista está considerada como el texto más antiguo que se conserva. Los antiguos egipcios bendecían a Osiris por el regalo de la cebada y tenían destilerías de cerveza desde hace seis mil años. Los griegos y los romanos de la época clásica agradecían a Dionisio o a Baco por la creación de la vid y el «vino divino». Cuando el Capitán Cook navegó por los mares del Sur a mediados del siglo XVI halló que los polinesios tomaban kava, una bebida alcohólica que fermentaban de una especie de pimienta. Bernal Díaz del Castillo, cronista de la llegada de los españoles a Tenochtitlan, aseguró que el territorio de la Nueva España, estaba «lleno de magueyes (plantas grandes y carnosas), de los cuales hacen su vino».
Etimología

Los árabes utilizaron la apalabra alkuhl para nombrar al "espíritu" que se apodera de todo aquel que se atreve a abusar de los productos fermentados.


QUÍMICA

Identifición

Imágenes escaneadas de anuncios en revistas

El alcohol es un líquido incoloro y volátil que está presente en diversas bebidas fermentadas, en concentraciones que van desde el 5 hasta el 20%, como es el caso de la cerveza y los vinos.

Algunos de estos fermentos se destilan por medio de un alambique para aumentar su concentración etílica hasta un 40%; así es como se producen el tequila, el whisky, el vodka, el ron, la ginebra, el anís, etc.

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Composición

El nombre químico del alcohol es etanol o alcohol etílico.

Dependiendo del género de bebida que lo contenga, el alcohol aparece acompañado de distintos elementos químicos que lo dotan de color, sabor, olor y otras características.

Formas de adulteración

El contenido de alcohol etílico en una bebida que no se haya sometido a controles de calidad y sanidad, puede estar diluido o rebajado con metanol, un alcohol derivado de la madera que al metabolizarse ocasiona ceguera permanente.


FARMACOLOGÍA

Mecanismo de acción y formas de empleo

El alcohol se ingiere por vía oral. El tiempo que pasa desde el último trago hasta que se alcanzan las concentraciones máximas en la sangre varía de 25 hasta 90 minutos. Cuando el etanol alcanza el cerebro actúa como un depresor primario y continuo del Sistema Nervioso Central. La estimulación aparente es en realidad un resultado de la depresión de los mecanismos de control inhibitorio del cerebro. Como ocurre con la mayoría de las drogas, sus efectos dependen de la dosis. Los centros superiores se deprimen primero afectando el habla, el pensamiento, la cognición y el juicio. A medida que la concentración alcohólica aumenta, se deprimen también los centros inferiores afectando la respiración y los reflejos espinales, hasta llegar a la intoxicación alcohólica que puede provocar un estado de coma.

Usos terapéuticos

Durante la Edad Media el alcohol se utilizó como remedio para prácticamente todas las enfermedades; de hecho en galés la palabra whisky significa "agua de vida". No obstante hoy se reconoce que el alcohol tiene un valor terapéutico extremadamente limitado. En el mercado existen concentrados metilados de alcohol con aplicaciones industriales y médicas. En el primer caso se utiliza como solvente o diluyente en la manufactura de pinturas y otros productos. En usos médicos se emplea externamente para desinfectar la piel debido a su acción bactericida; también se usa para curar algunas lesiones de la piel y para disminuir la sudoración.

Dosificación

Las concentraciones de alcohol difieren de una bebida a otra, es por ello que a nivel médico, las dosis suelen medirse en función de los porcentajes que una persona llegue a acumular en su torrente sanguíneo. De esta manera se considera que las dosis bajas fluctúan entre 0.02 y 0.06 %, mientras que las dosis letales sobrepasan el 0.50%. En términos cotidianos, la cantidad de alcohol suele medirse a través del número ingerido de copas, vasos, latas, botellas, etc. En personas que no han adquirido tolerancia hacia el alcohol, se puede hablar en términos de "tragos", esto es, de la cantidad contenida en el tipo de recipiente en el que suele tomarse la bebida. Para el vino por ejemplo, una dosis baja es de una copa, una dosis media va de dos a tres copas y una dosis alta sobrepasa las cuatro copas. En el caso una cuba preparada con ron y refresco de cola, un vaso es una dosis baja, dos o tres representan una dosis media y más de cuatro son ya una dosis alta. El cuerpo humano sólo puede metabolizar de 10 a 15 ml de alcohol por hora. Concentraciones mayores se consideran letales.

Efectos psicológicos y fisiológicos

Contrariamente a lo que la mayoría de las personas creen, el alcohol no es un estimulante, sino un depresor del sistema nervioso central. Según lo explica un experto en neuropsicofarmacología como es el Dr. Simón Brailowsky, las personas que suelen atribuirle al alcohol un aumento en su capacidad mental verificable en su capacidad de hacer mejor ciertas cosas como hablar, bailar o crear, están equivocados. Lo que ocurre en realidad es que bajo los efectos del alcohol, estas personas gozan de un lapso de desinhibición provocada por la depresión de mecanismos inhibitorios. Al disminuir la inhibición, los mecanismos de control momentáneamente ceden paso a la excitación.

A nivel psicológico, las dosis bajas producen la sensación de elevar el estado de ánimo y relajar a la persona. A nivel físico, un poco de alcohol aumenta la frecuencia cardiaca, dilata los vasos sanguíneos, irrita el sistema gastrointestinal, estimula la secreción de jugos gástricos y la producción de orina. Las dosis medias alteran el habla, el equilibrio, la visión y el oído. Se tiene una sensación de euforia y se pierde de la coordinación motora fina, por lo que ya no es aconsejable conducir un automóvil ni manejar cualquier tipo de maquinaria. En dosis altas, los síntomas anteriores se agudizan y se alteran las facultades mentales y del juicio. Si el individuo continúa bebiendo puede ocurrir una pérdida del control motor en la que se requiere ayuda para poder moverse y hay una evidente confusión mental. A partir de una concentración sanguínea equivalente a beber más de 10 tragos sin descanso alguno, puede ocurrir una intoxicación severa; cualquier otro aumento en las concentraciones puede provocar desde inconsciencia hasta coma profundo y muerte por depresión respiratoria.

En términos acumulativos, el consumo inmoderado irrita el estómago y produce gastritis, daña el corazón al producir trastornos del ritmo cardiaco e incluso insuficiencia cardiaca; daña también el hígado, cuya consecuencia es la tan conocida cirrosis, una enfermedad causada por la pérdida de células hepáticas que disminuye la producción de bilis. Esto genera otros síntomas como mala digestión, pérdida de peso, constipación, etc. En lo que se refiere al sistema nervioso, el abuso de esta droga puede ocasionar serios trastornos mentales como pérdida de la memoria, deterioro del aprendizaje, inflamación de los nervios, e incluso el llamado síndrome de Korsakoff, un estado psicótico caracterizado por la pérdida de la realidad (cuando al cuadro se unen desnutrición y deficiencias vitamínicas crónicas).

Ingerido por mujeres embarazadas el alcohol puede afectar al feto y producir malformaciones o retardo mental irreversible.

Potencial de tolerancia y dependencia

El uso continuo o frecuente induce un tipo especial de tolerancia que se atribuye al aumento de la cantidad y actividad de la enzima corporal encargada de metabolizar el alcohol. El tejido nervioso también se acostumbra de cierta forma a la presencia continua del etanol y el usuario va adaptándose a los cambios inducidos sobre el habla, la visión y el control motor. No obstante, esta adaptación desaparece en cuanto la concentración etílica alcanza niveles suficientes en el fluido sanguíneo (lo que acontece frecuentemente en casos de abuso).

El consumo inmoderado de alcohol provoca una dependencia física intensa. Cuando a lo largo de varios meses el organismo ha sido acostumbrado a ingerir por lo menos tres litros de cerveza o medio litro de licor fuerte todos los días, la supresión alcohólica puede presentar diversas manifestaciones que van desde ansiedad y temblores, irritabilidad e hiperactividad crecientes, hasta el temible delirium tremens: una psicosis orgánica grave que usualmente se manifiesta entre las 24 y las 72 horas posteriores a la ingestión de la última copa, aunque en ocasiones puede ocurrir hasta 7 o 10 días después. Se caracteriza por confusión mental, temblores, hiperagudeza sensorial, alucinaciones visuales (por lo general de serpientes, arañas o cualquier otro bicho), deshidratación, trastornos de la presión sanguínea, convulsiones y anormalidades cardiovasculares.

¿Qué hacer en caso de emergencia?

La intoxicación por alcohol se manifiesta por confusión, mareo, náuseas y vómito. Esto indica que se ha llegado a una concentración de 0.14 o 0.15% de alcohol en la sangre. Indica también que la mayoría de los consumidores de alcohol sufren intoxicaciones, aunque difícilmente las vean como tales y sólo se preocupen por curse "la cruda" del día siguiente.

La sobredosis etílica se caracteriza por depresión general, piel fría y pegajosa, respiración lenta y ruidosa, dilatación de las pupilas, taquicardia, estupor y síndrome de choque; síntomas que sin asistencia profesional conducen al coma y la muerte, por lo que deben considerarse como urgencia médica. En instalaciones clínicas se aplica respiración artificial cuando ésta se halla deprimida, el estómago suele vaciarse mediante aspiración, teniendo cuidado de prevenir la aspiración pulmonar y se aplica hemodialisis o diálisis peritoneal.

Ante cualquier sospecha de que la intoxicación pueda deberse a metanol y no a alcohol etílico es necesario buscar ayuda médica, provocar el vómito lo antes posible y hacer que la persona ingiera cualquier bebida que contenga alcohol etílico (no alcohol de uso externo o industrial), para que el hígado metabolice éste y no el metanol. Con ello se impide que se forme el metabolito que daña el nervio óptico. Esta medida puede salvar la vista del intoxicado.


HECHOS INTERESANTES

Régimen legal actual

Cualquier bebida alcohólica es legal y se vende libremente entre la población adulta, que debe consumirlo fuera de la vía pública. Los fabricantes están obligados a advertir a sus clientes sobre los peligros para la salud y a recomendar el consumo moderado.

Mayagüel y Quetzalcóatl

Podemos afirmar que a partir del mito de Quetzalcóatl se justifican las drásticas penas morales que algunos pueblos del México antiguo y moderno han venido imponiendo al uso inmoderado de bebidas embriagantes.

Según registra la mitología prehispánica, el sanguinario dios Tezcatlipoca se enamoró de una princesa llamada Mayagüel. La abuela de ésta se opuso a la unión por lo que la pareja se vio forzada a huir. La vieja los persiguió con tal insistencia que Mayagüel se convirtió en árbol pensando que así podría pasar inadvertida. La abuela descubrió el engaño y cortó en pedazos a su nieta hacha árbol. De esta manera Mayagüel pasó a convertirse en el primer maguey. El enamorado Tezcatlipoca no se amedrentó ante el cambio físico de Mayagüel, la desposó y engendró con ella 400 hijas, una para cada tipo de borrachera...

Más tarde Tezcatlipoca consiguió tentar a Quetzalcóatl utilizando los efectos embriagantes de la savia fermentada de Mayagüel. Gracias a esta artimaña el mítico Quetzalcóatl, dios humanista y mayor enemigo de los sacrificios humanos, rompió sus votos de castidad. Cuando despertó de la borrachera se sintió tan avergonzado frente a la comunidad que optó por el exilio.

Alcohólicos notorios

En su Historia de las drogas, Jean-Louis Brau (2) cuenta que Alejandro Magno era alcohólico y murió de dipsomanía; que el emperador Tiberio bebía tanto, que le apodaron "biberrius"; que la tribu de Efraín fue acusada de intemperancia por Jesús debido a sus excesos alcohólicos; y que entre los reyes, generales, sacerdotes y papas alcohólicos, se encontraban Alejandro V, Sixto V, Nicolás V y León X.

Tanto los griegos como los romanos consideraban los excesos cometidos con el alcohol como síntomas de la debilidad, de la falta de auto control e indolencia moral de la persona que los cometía y su reacción era el escarnio o la marginación social. La cultura occidental continúo observando a los bebedores como débiles de carácter y tratándoles como tales hasta que la era católico-cristiana trajo con sigo el apelativo de pecado y maldad asociado a este y todo tipo de excesos.

Alcohólicos Anónimos

No fue sino hasta la década de los cincuenta, cuando la American Medical Association clasificó al alcoholismo como una enfermedad, y éste empezó a conocerse como una combinación de alergia física al alcohol acompañada de una compulsión por ingerirlo. Se le empezó a dar el cariz de una enfermedad "compulsiva y mortal, que no respeta género, edad o condición social".. Se dijo que era pronosticable, progresiva y finalmente fatal si se dejaba sin tratamiento. Los investigadores intentaron aislar variables genéticas y químicas hasta encontrar lo que ahora se denomina "tendencia al alcoholismo". A quienes sufrían la adicción se les ofreció la esperanza de que su enfermedad mortal podría tratrse con éxito por medio de la abstinencia.

En esta época surgió el grupo de autoayuda llamado ALCOHOLICOS ANONIMOS, cuyo número de socios creció rápidamente y cuyo programa de recuperación se extendió a todo el mundo. Una frase popular entre los grupos de recuperación era: "No somos mala gente que trata de ser buena; somos gente enferma que trata de curarse."

Muchas personas de todas condiciones sociales, aliviadas al pensar que estaban enfermas en lugar de ser malas, comenzaron a relatar sus historias personales públicamente con la intención de dar confianza y ayudar a los demás. Entre los más famosos alcohólicos anónimos se encontraban estrellas de cine como Lisa Minelli, modistos, damas de sociedad, médicos, políticos, profesionistas de todas clases e incluso la mujer de un presidente de los Estados Unidos.

El programa de recuperación de Alcohólicos Anónimos consta de doce pasos que en su momento lograron mejores resultados que la mayoría de las formas de terapia conocidas para ayudar a los adictos a abandonar el alcohol. El sistema no sólo funciona basándose en la abstinencia total del alcohol día por día, sino que se concentra activamente en un esquema sofisticado y detallado de asistencia personal durante las 24 horas del día para ayudar a la gente a superar las crisis y elevar su calidad de vida mediante la sobriedad y la madurez espiritual.

Los tres primeros pasos del programa de recuperación son los siguientes:

1. Admitimos que somos impotentes ante el alcohol, que nuestra vida se nos escapa.

2. Llegamos a la creencia de que un Poder mayor que nosotros puede llevarnos a la salud.

3. Tomamos la decisión de poner nuestras vidas y nuestra voluntad en manos de Dios, tal como entendemos a Dios. (Ver más en Adicciones)

El programa estimula a la gente a ser honesta consigo misma y con los demás, haciendo lo posible por corregir el "naufragio del pasado", pero centrándose también en las oportunidades y bendiciones del momento presente, consagrándose a no crear personalmente más dificultades. También motivan a la gente para que practique la oración y la meditación, ofreciendo la posibilidad de ver su problema como un "despertar espiritual" en el que su íntima exposición al dolor y las secuelas de la adicción puedan convertirse en un servicio para los demás.

Bill Wilson, cofundador de Alcohólicos Anónimos, habla y escribe con elocuencia sobre el alcoholismo y la necesidad de una dimensión espiritual en la recuperación. La transformación de Wilson se inició en la habitación de un hospital en la que recibía tratamiento después de una de sus muchas recaídas. Según cuenta, se dabatía entre la muerte o la locura y en su terrible desesperación gritó: "¡Haré lo que sea, lo que sea! ¡Si hay un Dios dejad que lo vea!" Estas son sus palabras:

De repente, mi habitación se llenó de una indescriptible luz blanca. Me vi embargado por un éxtasis más allá de toda descripción... Estaba arriba de la cima de una montaña, en la que soplaba un gran vendaval, un viento no de aire sino de espíritu, que con gran fuerza sopló a través de mí. Entonces se produjo el resplandeciente pensamiento: ¡Eres un hombre libre'... Me embargó una profunda paz... y me volví muy conciente de una Presencia que semejaba un verdadero océano de espíritu viviente. Yacía en las orillas de un nuevo mundo... Por primera vez sentí que realmente existía. Supe que era amado y que podía amar. (11)

Desde ese día Bill Wilson ya no volvió a beber y poco después cofundó Alcohólicos Anónimos. Sin embargo, Wilson tuvo sus dudas sobre la validez de la experiencia y cuando su mente comenzó a cuestionar lo que le había ocurrido, se lo explicó a su médico preguntándole: "¿Doctor, eso fue real? ¿Estoy cuerdo?" Su doctor, William Duncan Silkworth había leído acerca de las experiencias cercanas a la muerte y fue capaz de tranquilizar a Wilson con respecto a su cordura, alentándole a consolidar su nueva conciencia y sobriedad.

¿Quién no recuerda a Eliot Ness?: la Ley Seca y sus consecuencias

El caso de la prohibición del alcohol en los Estados Unidos es uno de los más conocidos y documentados. La vieja y chauvinista serie de Los Intocables ilustra con bastante fidelidad la creación de las primeras mafias dedicadas a usufructuar la ilegalización de una droga. Sin embargo, un análisis menos anecdótico de la llamada Ley Seca, nos permitirá asomarnos a otra clase de intereses involucrados en torno a cualquier prohibición.

Gracias al tráfico de esclavos, el cultivo del tabaco, la importación de especias y manufacturas del lejano Oriente y la industria manufacturera que a partir de 1820 observó un crecimiento espectacular, la Unión Americana comenzó a perfilarse como la superpotencia económica que es ahora. No obstante, junto con este grandioso despegue fueron surgiendo cinturones de relativa miseria en torno a los principales núcleos urbanos.

Entre los primeros pobladores, estas condiciones suscitaron una preocupación y una desconfianza que fueron creciendo conforme la inmigración avanzaba en los estados sureños, conforme la criminalidad pudo asociarse a la alteración de la conciencia, y conforme el gusto por ésta pudo atribuirse a los recién llegados. Así pues, durante la segunda mitad del siglo XIX, los sectores más conservadores de la sociedad se dieron a la tarea de organizar distintas asociaciones promotoras de la templanza y el deber cristiano.

En 1869 se fundó el Prohibiton Party, que pronto logró controlar varios senados y ligas dedicadas a la defensa del decoro y la sobriedad como la Women's State Temperance Society. Ligas que coincidían en temer "la degradación etílica de América". En 1873 surgió la Vice Suppression Society y en 1895 la Anti-Saloon League, que rápidamente alcanzó millones de asociados al proponer el cierre de los salones "para acabar con la embriaguez, el juego y la fornicación".

Todas estas agrupaciones tienen en común su aversión por el alcohol y otras drogas psicoactivas a las que relacionan con ciertos grupos étnicos. Grupos a quienes se atribuyen problemas como el desempleo, la sedición y la violencia. En el caso concreto del alcohol, el estigma recayó sobre los inmigrantes italianos e irlandeses y, en menor medida, sobre los judíos.

Tal como lo advierte el jurista y filósofo español Antonio Escohotado (6), la invención decisiva de este periodo es la penitenciaria, algo desconocido hasta entonces en todo el ámbito occidental, donde lo único que se utiliza entonces es la detención preventiva antes de la celebración del juicio.

El primer centro penitenciario se funda gracias a una sociedad filantrópica cuáquera cuya meta es "lograr la salvación por el aislamiento en una celda, la oración y la abstinencia total de bebidas alcohólicas".

El aumento en los niveles de alcoholismo en aquel entonces coincide con la implementación de nuevas condiciones de vida tales como: turnos de doce horas siete días a la semana en instalaciones insalubres, hacinamiento en suburbios miserables, indefensión ante cualquier mano de obra dispuesta a trabajar por menos salario, segregación por razones étnicas o nacionales, etc. No obstante, en el nuevo sistema penitenciario, la orientación segregativa e institucional se combina con el convencimiento de que las nuevas condiciones de vida no son un factor determinante del alcoholismo sino al revés. Estando así las cosas, no resulta sorprendente que en 1914 el Congreso norteamericano reciba un pliego con seis millones de firmas recabadas por las agrupaciones conservadoras pidiendo la Ley Seca.

Hasta estos momentos sólo habían aparecido los intereses ideológicos y económicos de las comunidades que, al buscar mano de obra barata, se vieron afectados por las condiciones que ellos mismos propiciaron; pero a partir del pliego petitorio comienzan a surgir otro tipo de intereses: los intereses del estamento médico. Durante todo el siglo pasado, no había droguería que no contemplara entre sus existencias varias bebidas alcohólicas porque no había terapeuta (con o sin título) que no incluyera al alcohol entre sus recetas. Sin embargo, en 1916 la Pharmacopeia of the USA comienza por borrar el whisky y el coñac de su lista de drogas medicinales y un año después, la Asociación Farmacéutica retira de la Pharmacopeia todas las bebidas alcohólicas. A simple vista, esto podría interpretarse como la aceptación expresa de médicos y farmacéuticos sobre los efectos nocivos del alcohol y su inutilidad terapéutica, pero como pronto se verá, aquí hay algo más en juego.

Debido al espíritu libertario de los pioneros, una ley que prohibiera el consumo de cualquier bien o producto no podía aprobarse sin modificar la Constitución, por lo que los prohibicionistas se vieron en la necesidad de "enmendar" su Carta Magna para permitir el recorte de las libertades civiles. De esta manera, en 1919, cuando entra en vigor la Enmienda XVIII que permite aprobar la llamada Ley Volstead o Ley Seca, la venta y la fabricación de todo tipo de alcohol se castiga con multa y prisión. Sólo el vinagre y la sidra quedan exentos, mientras que se autoriza la utilización del vino "para la santa misa" y (aquí viene lo interesante:) el "uso médico" de las demás bebidas alcohólicas.

No es de extrañarse pues, que al año siguiente la Asociación Farmacéutica vuelva a incluir nueve clases de alcohol en la Pharmacopeia. Casualmente las más apreciadas por los bebedores estadounidenses. En cuanto la Ley Seca entra en vigor miles de médicos, dueños de droguerías y farmacéuticos solicitan licencias para recetar y vender bebidas alcohólicas.

Lo que acontece a continuación en el territorio estadounidense resulta obvio:

En 1923, a tres años de la prohibición, hay ya todo un sindicato del crimen organizado que irá afianzándose durante los años sucesivos.

En 1928, a ocho años de la prohibición, hay más de 100,00 terapeutas inscritos en el registro especial para expender alcohol y están ganando el equivalente al 100% de lo no percibido por el Tesoro por concepto de impuesto sobre alcohol.

En 1932, a doce años de la prohibición, hay ya casi 30,000 personas muertas por beber alcohol metílico y otras adulteraciones venenosas, y hay 100,000 consumidores con lesiones permanentes como ceguera o parálisis.

Lo siguiente también es obvio: en 1933, al cumplirse los trece años de vigencia de la prohibición, la Enmienda XVIII es derogada por la Enmienda XXI: vuelven a admitirse la fabricación, el tráfico y el consumo público del alcohol, convencida la nación de que la Ley seca, lejos de rendir los resultados esperados, provocó una abrumadora corrupción, injusticia, hipocresía, la creación de grandes cantidades de nuevos delincuentes y la fundación del crimen organizado.

La mayoría de los consumidores no tienen problemas de abuso

Por sus características desinhibitorias, se cree que el alcohol posee un mayor riesgo de alentar los actos de violencia o criminalidad que la mayoría de las sustancias actualmente prohibidas, no obstante, el etanol, como todas las drogas legales e ilegales, es consumido con mesura por la gran mayoría de las personas. En opinión de muchas personas el hecho de que unos pocos abusen de su consumo y entren en una dinámica autodestructiva no justifica su prohibición para la mayoría consumidora sin problemas de abuso.

En la actualidad se calcula que dos tercios de la población adulta de los países occidentales consumen alcohol en forma ocasional y alrededor del 12% de los usuarios pueden ser considerados "grandes bebedores". Según se asienta en el conocido manual farmacológico de Goodman y Gillman (10), el riesgo de dependencia o abuso del alcohol en la vida de un individuo se estima alrededor del 13% siendo mucho mayor para los hombres que para las mujeres.

El alcoholismo como emergencia espiritual

Para los investigadores Christina y Stanislav Grof, cofundadores de la Psicología Transpersonal, el alcoholismo y cualquier tipo de drogadicción pueden considerarse como una forma extrema de de emergencia espiritual.

En su interesante libro La tormentosa búsqueda del ser, los autores distinguen entre un emerger y una emergencia espiritual en función de la rapidez y la intensidad de un cambio radical de conciencia que puede experimentar una persona. Para ellos un emerger espiritual se define como "el proceso de despertar espiritual" tan sutil y gradual que prácticamente resulta imperceptible:

Tras un periodo de meses o años, una persona mira hacia atrás y se da cuenta de que se ha producido un cambio profundo en su comprensión del mundo, valores, normas éticas y estrategias vitales. Este cambio puede iniciarse con la lectura de un libro que contiene un mensaje tan claro y convincente que es imposible ignorarlo. A uno le queda un anhelo por conocer y experimentar más; luego, coincidiendo con ello, el autor del libro visita la ciudad para dar una conferencia. Lo que lleva a la persona a asociaciones con otras personas que comparten su emoción, luego ald escubrimiento de otros libros y a asistir a más charlas y talleres. Ha empezado el viaje espiritual... (11)

Por contraposición, una emergencia espiritual ocurre cuendo el emerger espiritual es muy rápido y espectacular "y lo que es un proceso natural puede convertirse en una crisis". Según describen los Grof, las personas que sufren tales crisis se ven bombardeadas con experiencias internas que cambian de un modo abrupto sus viejas creencias y su modo de vivir y sus relaciones con la realidad varían con rapidez:

De repente se sienten incómodos en su anterior mundo familiar y pueden encontrar difícil el dar respuesta a las exigencias de la vida cotidiana. En el aspecto físico pueden experimentar poderosas energías que circulan a través de su cuerpo y les producen temblores incontrolables. Temerosos y planteaando resistencias, pueden dedicar mucho tiempo y esfuerzos a controlar lo que parece ser un acontecimiento interno que los supera. Pueden verse empujados a hablar sobre sus experiencias e introspecciones con cualquiera que esté a su alcance, dando la sensación de estar fuera de la realidad, de estar desmembrados o ser mesiánicos. (11)

No obstante, los Grof sostienen que un proceso de emergencia espiritual es "por su naturaleza potencialmente curativo y transformador" ya que la activación de la psiquie que caracteriza dichas crisis involucra un despeje radical de viejos recuerdos e impresiones traumáticas. Sin embargo, para que este potencial se manifieste, es necesario que el proceso no se vea interrumpido sino apoyado por amigos, familiares y profesionales que lo entiendan como tal y que no lo clasifiquen como una enfermedad mental y lo traten con antipsicóticos.

Desde esta óptica, el alcoholismo y cualquier tipo de drogadicción pueden considerarse como una forma extrema de de emergencia espiritual. Según explican Grof en "La adicción como emergencia espiritual", quinto capítulo de La tormentosa búsqueda del ser (11), para muchas personas, "un repentino y profundo despertaar espiritual" desencadena una vida de sobriedad y un giro radical respecto a las que hayan sido sus consideraciones espirituales previas. Aseguran que cuando una persona "toca fondo", casi por regla general tiene la oportunidad de llevar una vida más elevada a partir del acontecimiento que suscita este hecho.

Así resulta que los lugares más insospechados, tales como celdas, callejones, hospitales, los lavabos de un bar o el suelo de la propia casa, pueden presenciar crisis transformativas de enrome magnitud: "Sea cual sea el camino, muchas personas que han conocido las profundidades del alcoholismo y la adicción a las drogas, han tocado fondo y han despertado a una nueva vida, desarrollan algún tipo de relación con un Poder Superior definido por ellos mismos: una comunidad de personas, el Yo interno, la fuerza creativa o Dios." (11)

Según sus observaciones existen dos conexiones entre el despertar espiritual y la dependencia química:

1. Algunas personas desarrollan alcoholismo, dependencia a las drogas u otras adicciones a lo largo de una emergencia espiritual.

Christina Grof, quien sufrió de alcoholismo para palear los síntomas de su propia emergencia espiritual, asegura que "el alcohol o las drogas pueden proporcionar una vía de escape provisional de las presiones, dolor y caos del mundo interno y de la alienación que podemos experimentar con respecto al mundo externo". No obstante advierte que aunque muchas personas llegan a través de las adicciones a una vida más libre, más productiva y más ilumindada tras su recuperación, hay miles que no lo logran, dado lo cual "no recomendaría nunca esta forma tan peligrosa de emergencia espiritual como vía de transformación". (11)

2. Muchos alcohólicos y adictos poseen gran sensibilidad, intuición o naturaleza mística que, mientras que en otras culturas es algo deseado, en el mundo moderno les causa problemas y contribuye a su conducta adictiva.

Dicen los Grof que esto es evidente al escuchar que muchos alcohólicos en recuperación señalan que siempre se sintieron distintos o marginados, pero que cuando toman su primera copa o su primera droga, les parece que el dolor de la separación desaparece de repente y se sienten integrados. Mencionan que para mucha gente, "este sentido de conexión puede ser una triste caricatura del estado de unión mística, una seudosatisfacción o un profundo anhelo por un sentido más amplio del Yo."

Sin embargo acotan que pueden existir otra razón para el alcoholismo, también relacionada con el impulso innato hacia el despertar espiritual, ya que hay un gran número de personas que adictas que proceden de familias disfuncionales, con frecuencia en situaciones de abuso emocional, físico y sexual y a veces con padres químico-dependientes que al retirarse a sus mundos internos en busca de protección, comodidad y un sentido de conexión, desarrollan una conexión interna tan fuerte que su despertar espiritual puede comenzar en la niñez y más tarde, cuando crecen y se ven forzados a encajar en una sociedad en la que la racionalidad es el modo aceptado de operar y la intuición se considera débil e inadecuada, experimentan un gran dolor y un constante rechazo al tiempo que experimentan un anhelo inconciente de volver a los ámbitos internos que les producían consuelo, seguridad y una relación con algo que está más allá del sufrimiento individual. bajo tales condiciones, cuando llega su primera copa o su primer sustancia psicoactiva de efectos similares, sus problemas parecen resolverse: "Su tensión disminuye y sus diferencias se hacen difusas a medida que sus límites individuales parecen deshacerse y se desplazan a un estado de seudounidad. Socialmente se vuelven personas más relajadas a medida que participan de actividades muy aceptadas. Si tienen predisposición para el alcoholismo o la dependencia a las drogas, como la han tenido sus padres, pueden volverse adictos en un corto periodo de tiempo". (11)

Spiritus vs. spiritum, meditación Vipassana para abandonar el deseo de alcohol

William James, como muchos otros, reconoció el papel de la espiritualidad en la recuperación de las adicciones: 'La única cura para la dipsomanía (nombre que se le daba antiguamente al alcoholismo) es la religiomanía". El psiquiatra suizo Carl Gustav Jung sostenía una creencia similar y en 1961 escribió a Bill Wilson, cofundador de Alcohólicos Anónimos:

"El deseo de alcohol es el equivalente, a nivel inferior, de la sed espiritual de nuestro sed por la totalidad, expresado en lenguaje medieval: la unión con Dios... El alcohol en latín es "spiritus", y se utiliza la misma palabra para la experiencia religiosa superior así como para el veneno más depravador. La fórmula que nos ayudará será por tanto: "spiritus contra spiritum".

Esta idea de "spiritus contra spiritum", la espiritualidad contra la adicción constituye la base de muchos programas de tratamiento y la esencia que hace que disciplinas como la meditación, sin proponérselo específicamente, acaben con la adicción como efecto secundario derivado de su práctica. Pueba de ellos son los testimonios de diversos practicantes de la meditación Vipassana.

Los efectos del alcohol en el campo energético humano

Barbara Ann Brennan se doctoró en física atmosférica y trabajó como investigadora en la NASA. Durante los últimos quince años se ha dedicado a estudiar el campo de la energía humana y a practicar la terapia bioenergética. Es autora de dos libros, Manos que curan y Hágase la luz, que se han convertido en pilares tanto de la nueva medicina como de la literatura New Age.

Barbara ha comenzado a demostrar científicamente la existencia de lo que los antiguos textos místicos y esotéricos llamaban el aura humana, mismo que ella denomina el Campo Energético Humano (CEH). Esta investigadora comenzó utilizado diversos aparatos para detectarlo y medirlo y posteriormente desarrolló su propia percepción sensorial hasta lograr ver este campo y distinguir sus diversas capas (de hecho asegura que cualquiera que se lo proponga puede hacerlo mediante ejercicios como los que ella sugiere en su primer libro).

Gracias a sus observaciones, que por cierto coinciden con las de otras personas capaces de ver el aura, ha descubierto que las ideas y las emociones asociadas a dichas ideas presentan determinadas configuraciones específicas en el campo energético del ser humano.

Según explica, los problemas psicológicos y emocionales se manifiestan en el CEH como bloques oscuros o configuraciones aurales de diversos tonos turbios vinculados con el tipo de emociones que se hallen en conflicto, y cuyo origen está en las ideas negativas que mantenga una persona en un momento dado. Si estas configuraciones persisten en el CEH sin resolverse, tarde o temprano ocasionan una manifestación en el cuerpo físico de la persona causando una enfermedad.

De igual forma, Barbara ha podido observar con su elevada percepción sensorial (EPS) que la utilización de fármacos ocasiona cambios significativos en el CEH.

En el caso concreto de los psicoactivos, las observaciones de Barbara confirma lo mismo que sostengo yo en la presentación y las conclusiones de Las drogas tal cual... que su utilización puede ayudar o perjudicar a las personas dependiendo de quién, cómo, cuándo y bajo qué circunstancias las utilice. De acuerdo a sus observaciones, las personas que se benefician presentan determinadas configuraciones aurales sobre las que ciertos fármacos específicos pueden incidir de manera positiva movilizando la energía y ayudando a deshacer los bloqueos.

Sin embargo señala que la enorme mayoría de las veces los psicoactivos sólo "ensucian" el CEH y contribuyen a dificultar la resolución de los problemas personales de los usuarios añadiendo más confusión a sus ya de por sí enfermos campos energéticos. Barbara asegura que en especial:

Las drogas como el LSD, la marihuana, la cocaína y el alcohol son perjudiciales para los brillantes y saludables colores del aura y crean un "moco etéreo", como sucede con la enfermedad...

[Esta figura] muestra el aura de un hombre que se había drogado frecuentemente con LSD y bebía muchísimo alcohol. Su aura tiene una tonalidad pardoverdosa oscura. El punto verde sucio que se desplaza hacia abajo y no se liberaba, se relaciona con sus sentimientos de ira, envidia y dolor mezclados sin diferenciar, retenidos. Tengo la seguridad de que si hubiera podido separar estos sentimientos, entender sus fundamentos, expresarlos y liberarlos, el punto se habría fragmentado en tonalidades más claras y brillantes de los colores correspondientes (rojo, verde y gris), para desplazarse a continuación.
Sin embargo, debido a la cantidad de contaminación oscura de su campo, este hombre debía hacer una amplia limpieza energética para desprenderse de su moco etérico antes de que lograra elevar su nivel energético lo suficiente para aclarar y despejar sus sentimientos. (18)

Barbara postula que el origen de toda enfermedad emana de la creencia de que cada uno de nosotros es un ente separado de los demás y separado de Dios. Dice que esta creencia se experimenta como miedo, del cual surgen todas las demás emociones negativas. Y una vez que hemos dado lugar a estas emociones negativas nos separamos de ellas encapsulándolas en bloques energéticos y configuraciones aurales negativas:

Este proceso de separación se perpetúa creando más dolor e ilusión, hasta que el ciclo de retroalimentación negativa se rompe o se invierte mediante un proceso de trabajo personal... La clave para romper este círculo vicioso reside en el amor y la conexión con todo cuanto existe... El amor es la experiencia de estar conectado a Dios y a todo lo demás... Cuando estamos conectados, nos sentimos y estamos totalmente seguros y libres. (19)

En sus dos libros (18 y 19) Barbara Brennan aporta soluciones efectivas para invertir el círculo vicioso de las creencias y emociones negativas para lograr la reconexión con lo divino. Recomiendo ampliamente su lectura no sólo a aquellos que estén enfermos o tengan algún problema de adicción, sino a quienes tengan interés por los temas de ciencia y espiritualidad.

El fenómeno del "botellón" en Madrid, España

El domingo 12 de febrero del 2002 la revista El País Semanal publicó un reportaje de Ana S. Juárez: "¿Qué pasa con el botellón?" (20) donde daba cuenta del fenómeno madrileño de las reuniones de jóvenes en los parques públicos de la ciudad que las autoridades recién habían prohibido bajo pretexto de que únicamente servían para que los chicos bebieran alcohol y causaran destrozos. El artículo ilustrado profusamente con fotografías al respecto justificaba la prohibición y daba la razón a las autoridades, por lo que la sección de cartas de los números siguientes de la revista se llenó de las voces de respuesta de varios jóvenes y adultos indignados. He aquí algunos interesantes e ilustrativos ejemplos que reflejan distintas visiones sobre el mismo fenómeno:

Domingo 10 de marzo del 2002

Soy una estudiante de 17 años y para romper porcentajes diré que no soy asidua al botellón. Pero hay algo de este tema que me exaspera: comprarme un CD supone gastarme la paga de dos o tres semanas; ir al cine, no poder hacer nada más esa semana; ir al teatro, casi un imposible; encontrar un buen concierto (no muy caro), una odisea, e ir a todas esas alternativas juveniles, no digamos, ya que, pese a que las promocionen, son mínimas. Así que no nos engañemos y cerremos los ojos a una parte del problema; mientras yo no pueda hacer lo que me gusta, por cinco euros cada semana puedo disfrutar con mis amigos del botellón. Por favor, que esos señores cínicos que se hacen llamar políticos reflexionen quién tiene la culpa y el tipo de medidas que deben tomarse (a ser posible, que no se destierre la palabra cultura y que no sea atrincherar las ciudades de policías).
Nuria López (20)

Qué absurdo prohibir el botellón. Qué absurdo disfrazarlo, encima, de medida contra el alcoholismo en los jóvenes. Si un chaval quiere beber, lo hará hasta en el baño de su casa. ¿No será mejor que lo haga en un parque con papeleras grandes, servicios y aislado de viviendas cercanas? Si le apetece cogerse el pedo pagará las copas necesarias en el bar de turno y asunto concluido. Beber alcohol es una costumbre muy arraigada en España. ¿Qué padre, desspués de la cerveza del aperitivo, el vino de la comida, el vermú de los fines de semana y el coña de por la noche, puede decirle a su hijo que deje de beber con sus amigos? Además el botellón es una forma abierta y fácil de relacionarse. No es necesario estar en un sitio con la música a todo volumen dando gritos para hablar con tus amigos, ni vestirte igual, ni siquiera que te guste la misma música que a la gente que te rodea. Una misma plaza o parque llenos de grupos distintos, a su rollo o no, según les apetezca. ¿Dónde va a quedar eso? ¿Es preferible una masa de gente vestida igual, metida en un sitio de música atronadora, casi sin poder hablar? Prohibir el botellón no es la solución. Estoy de acuerdo en que muchos jóvenes lo utilizan exclusivamente para emborracharse. Pero eso no cambiará con decenas de policías patrullando el Dos de Mayo. Somos una generación de jóvenes que han recibido todo. Todo, menos afecto y tiempo con nuestros padres. Tenemos casas, ropa, carreras, módulos, consolas, películas, discos, pero nos hemos acostumbrado a ello. Igual que a prescindir de la familia. Y esa familia ha quedado sustituida por un grupo de amigos insustituibles. Que están ahí para todo, que tienen tiempo de escucharte, reír o charlas. Y, exista o no el botellón, alcohólicos de 15 años continuarán igual, es una cuestión de educación. Hasta que prohiban la falta de afecto, la escacez de tiempo compartido, la carenciad e comunicación en las familias.
María I. Las Rozas. (20)

[...] Esos curiosos ruidos de la ciudad han incorporado uno más a su ya larga lista, pero este sonido del botellón nos dice mucho más que cualquier otro; tal parece que España ha evolucionado mucho, pero se ha olvidado del amor, de eso que mueve al mundo, y fundamentalmente del amor familiar. Según el psicólogo Enrique Bejarano 'hay una estrecha relación entre el ambiente familiar y el consumo de alcohol". ¿Qué pasa con la familia? Estamos tan apurados por trabajar más para ganar más, cambiarnos de un piso a un chalé, prepara las vacaciones de agosto o comprar ropa y accesorios para el coche, la casa, que el poco tiempo que nos queda libre estamos tan cansados que no lo dedicamos a nuestros hijos. ¿Qué nos está pasando? ¿Qué estamos haciendo con nuestros hijos? ¿Dónde se fue el amor?
Mario Arauco Loyola (20)

Domingo 17 de marzo del 2002

Soy una estudiante de segundo de bachillerato que acostumbra a leer el dominical y siempre se queda asombrada con la calidad de sus artículos. Pero el otro domingo no podía dar crédito a lo que estaba leyendo. En el reportaje ¿Qué pasa con el botellón? aparecen expresiones como 'efectos de la lejanía de un baño', 'detrás de un manojo de piercings', 'a mesa puesta' y palabras con sentido connotativo como fauna, que califican a los jóvenes de horteras [nacos] y delincuentes. Creo que una máxima del periodismo es plasmar la reaidad, pero aquí sólo se reflejan tópicos de una minoría que no representa, ni mucho menos, a este 'conjunto de individuos', con los que el Gobierno no sabe qué hacer. No somos animales maloilentes llenos de aros y dibujos por todo el cuerpo, ni tampoco llegamos a nuestras casas y nos tumbamos esperando la cena. El botellón es un problema muy grave, pero la solución no es una guerra entre generaciones, sino una mejora en al educación. Y con esto no me refiero a la creación de ministerios de juventud o de actividades alternativas, hablo de enseñar a beber con moderación y con gusto, y de explicar los riesgos que conlleva el consumo exagerado de alcohol.
Rosa Benitez. (20)

Los efectos del alcohol en el campo etérico

Maguy y Daniel Lebrun son una pareja de franceses que han fundado un movimiento impresionante en favor de la oración colectiva para ayudar a sanar las almas y los cuerpos de las distintas personas que acuden a ellos en busca de consuelo y sanación.

Daniel tiene desarrolladas capacidades extrasensoriales que le permiten entrar en contacto con lo que ambos denominan "médicos del cielo", entidades que habitan en otras dimensiones y se dedican a ayudar a la humanidad.

Estas entidades, algunas de las cuales han ejercido la medicina cuando estaban encarnados en la tercera dimensión de la Tierra, que es la que nosotros habitamos, constantemente advierten a los amigos y alumnos de los Lebrum que utilizar psicoactivos como el alcohol, el tabaco y la marihuana, ocasionan daños considerables, no sólo en el cuerpo físico, sino en los cuerpos sutiles que componen el aura humana.


Aseguran también que desde la perspectiva más amplia que ellos tienen acerca de las dimensiones, son capaces de observar que las entidades del llamado "bajo astral" se sienten atraídas a los campos energéticos de los humanos que utilizan este tipo de drogas y se "pegan" a ellos, contribuyendo a bajar aún más su taza vibratoria y conduciéndolos a situaciones recurrentes de tipo depresivo, de angustia, miedo e incluso violencia. Dicen que los delirium tremens más aterradores producidos por el alcoholismo en sus últimas etapas no son alucinaciones sino verdaderas visiones de las entidades que pululan en estos campos de bajas frecuencias (21).

Para alejar a este tipo de lacras del cuerpo etérico recomiendan suspender el consumo de sustancias (bajo supervisión médica en el caso del alcohol), cambiar de entorno, realizar una desintoxicación profunda y orar pidiendo guía y protección a las fuerzas superiores o divinas en las que la persona tenga confianza.

Lobsang Rampa, otro autor que escribe acerca de temas metafísicos, explica le existencia de los distintos planos dimensionales que conviven con el nuestro y asegura que en el plano astral aún hay dualidad y efectivamente habitan entidades positivas y negativas y que éstas últimas se sienten atraidas a las personas y los ambientes en los que se consumen drogas en exceso. También él asegura que los delirium tremens de los alcohólicos no son alucinaciones, sino visiones de los planos inferiores del bajo astral.

En el libro Usted y la eternidad (22) justamente habla sobre los viajes astrales y recomienda qué hacer si te encuentras con alguna entidad astral que él llama “espíritus elementales”:

Son espíritus en las primeras fases de evolución., corresponden, en líneas generales, a la posición que ocupan los monos en el mundo humano. Los monos son irresponsables y traviesos, son rencorosos y viciosos, y carecen de gran poder de raciocinio propio... Los elementales, que ocupan en el mundo astral el mismo lugar que los monos en el mundo humano, son formas que se mueven sin propósito, gritan y hacen muecas horribles, movimientos amenazadores, al humano que viaja por el astral, pero no pueden causar daño. Si se ha tenido la desgracia de ir a un hospital mental, y visto realmente casos graves, uno habrá quedado conmovido ante el modo que algunos casos peores se comportan haciendo gestos amenazadores e insensatos. Babean, agitan los brazos, se estremecen... pero si se les hace frente con decisión, como tienen una mentalidad inferior, siempre retroceden.

Cuando uno se mueve por los planos inferiores del astral, se pueden encontrar algunas de estas extrañas criaturas. A veces, si el viajero es tímido, estas criaturas le rodean y tratan de atemorizarlo. Pero no se corre ningún peligro: son inofensivos, realmente, a menos que se les tenga miedo. Cuando uno inicia el viaje astral, con frecuencia ve que dos o tres de estas entidades inferiores se acercan para ver como viaja, del mismo modo que a cierto tipo de personas les gusta mirar como un conductor inexperto conduce un coche por primera vez. Los espectadores siempre esperan que suceda algo sangriento o emocionante, y a veces, si un chofer está confundido y choca contra un farol, por ejemplo, causa un gran placer a los espectadores. Estos, como tales, son inofensivos; no son más que sensacionalistas que tratan de tener una emoción barata. Igualmente, los elementales quieren tener emociones baratas. Les gusta ver el desconsuelo de los humanos; pro lo tanto, si se demuestra temor, estos elementales quedarán encantados, seguirán gesticulando y amenazando. En realidad no pueden hacer anda a los humanos; no son siquiera como los perros que además de ladrar pueden morder; son como perros que ladran pero que no muerden, y el ladrido del perro no daña. Además sólo pueden molestar mientras, por miedo, se les permita.

No temáis, no puede sucederos nada... elevaos al plano astral y noventa o noventa y nueve de cada cien no veréis a estas entidades inferiores. Sólo las veréis si tienes miedo de ellas. Normalmente pasaréis por encima de su reino; están agrupadas en el fondo del plano astral, del mismo modo que los gusanos se agrupan en el fondo de una caverna. (22)

Los efectos del alcohol en el sistema de chakras

Donna Cunningham tenía varios años trabajando como terapeuta especializada adicciones cuando entró en contacto con Andrew Ramer, un sanador y canalizador con quien colaboró para escribir dos libros: The spiritual dimensions of healing addictions (23) y Further dimensions of healing addictions (24).

En el primer libro sostienen que por lo general, los seres humanos caemos en la adicción cuando perdemos de vista o no queremos realizar nuestra "visión", o sea: "nuestra habilidad de percibir y participar en la realidad más amplia, reteniendo un recuerdo, aunque sea débil, de nuestro Ser Superior y de las tareas y propósitos de nuestra vida" (23).

En el segundo libro explican con claridad cómo se utilizaban antiguamente los distintos psicoactivos, a los que ellos llaman "herramientas de poder", para recuperar y apoyar nuestra visión; y como es que, al perder ese conocimiento, actualmente abusamos de estas mismas herramientas y nos destruimos con ellas en lugar de utilizarlas en nuestro beneficio.

En Further dimensions of healing addictions, entre otras muchas cosas interesantes, nos explican cuáles son los efectos que tienen las principales sustancias adictivas sobre el campo energético humano, concretamente sobre el sistema de chakras.

En el caso del alcohol, Danna y Andrew aseguran que éste fue introducido por inteligencias de otros planos cuyo propósito era ayudarnos a evolucionar:

El alcohol como herramienta fue introducido como concepto a nuestro mundo por seres desencarnados. Fue diseñado para alterar nuestras ondas cerebrales más allá del umbral natural de la experiencia primate y fue gratamente aceptado por hacer esto. Sirvió como un puente para despertar la visión. Así es que hemos sido químicamente manipulados desde hace más de 10,000 años. [...] Lo que antiguamente llamábamos dioses en realidad son poderosos guías desencarnados, espíritus más avanzados ayudando a la conciencia humana a moverse hacia nuevos y más libres lugares. Pero con el tiempo, el uso correcto del vino y los cambios de conciencia que trajo fueron olvidados. Las reglas acerca de cómo canalizar la energía fueron olvidadas o suprimidas por las emergentes naciones y ciudades... El alcohol fue una herramienta que nos llevó de un pulto evolutivo a otro. Facilitó nuestra transición de criaturas tribales hacia seres globales. Pero el alcohol ya no está trabajando como una herramienta planetaria. Los individuos que lo usan se encuentran a sí mismos atrapados como discos rayados que los mantienen tocando las mismas frases una y otra vez.

Respecto a sus usos ancestrales, los autores aseguran que las bebidas fermentadas originalmente eran hechas por chamanas mujeres y se utilizaban en ciertos ritos para despertar la visión:

Entonces el alcohol y la danza iban juntos. El alcohol y el amar iban juntos. El alcohol es una herramienta de liberación; mental, emocional, física y espiritual. El amor del que hablamos aquí es aquel que existe entre grupos, pero en la ausencia de vida comunitaria, las personas lo utilizan a menudo como una herramienta de expresión en sus relaciones personales. Pero aunado a la danza, en grandes grupos de personas, en la luna nueva, en las cosechas y en las ferstividades, el alcohol provee un cambio en los niveles de energía, de esta manera es una gran herramienta para canalizar la energía de grupo [...] La más vieja y espiritualmente más potente bebida, el vino, viene de la uva, que crece en espiral, como las vueltas de una danza. En esos entornos rurales, las relación de las personas con la bebida dependía de las estaciones. Ellos plantaban, cuidaban y recogían las uvas, las aplastaban, y las almacenaban hasta que el vino estaba listo. Algo de vino era almacenado para otros usos, principalemente terapéuticos, el resto era bebido en las festividades y no estaba disponible todo el año. (24)

De acuerdo a esta lógica, el exagerado consumo de alcohol en nuestra sociedad actual tiene su origen en las siguientes causas:

En nuestra cultura, ya no hay espacio para esta alianza con la tierra o este ritmo estacional de beber. Vivimos en ciudades donde casi no tenemos contacto con la naturaleza y hemos perdido contacto con el conocimeinto acerca de cómo usar el alcohol de una manera segura y de esta manera nos destruye en lugar de sanarnos. El alcohol y el resto de las drogas nos afectan de diferente manera en distintas épocas del año y en las distintas fases en el bioritmo de la tierra, y por lo mismo hay momentos en que es más seguro usarlo.

La gente que bebe tiene una profundo recuerdo inconsciente de que estas bebidas comenzaron siendo herramientas de sanación. Además de los pocos que han sobrevivido, había muchos medicamentos muy potentes destilados o conservados en alcohol. Esta herramienta era el preservativo, no el ingrediente vital, pero hemos perdido esto de vista... Muchos doctores y otras personas que son alcohólictos recuerdan esto muy bien. [...] En el Medio Este el alcohol era utilizado como una herramienta sacramental mucho antes del tiempo de Jesús y mucho antes de que emergiera el mito del Sagrado Grial en la Edad Media. El grial es nuestro corazón colectivo. El mensaje del mito del grial al Occidente es acerca de la necesidad de abrir nuestro corazón. El grial es parte de la enseñanza de la adicción al alcohol, parte de su sanación mayor [...].

Entre las personas que aún se vuelven hacia el alcohol con el recuerdo colectivo inconsciente de que estas bebidas eran usadas para sanar y canalizar la visión [...] es importante que honren la capacidad de transformación que ellos expresaron en el pasado, sin dejarse atrapar por la herramienta que usaron entonces. Entre más honren su capacidad de transformación los alcohólicos, más podrán utilizar las lecciones de su adicicón para moverse hacie nuevos y más elevados planos de conciencia, y ayudarnos a los demás a trasladarnos hacia allá en el futuro. (24)

Lo que revela tu bebida favorita acerca de ti, según Donna y Andrew:

LOS BEBEDORES DE CERVEZA tienden a tener un exceso de energía física en el cuerpo que no están usando, que no están canalizando correctamente [...] La palabra clave aquí es frustración y no tener un canal para su energía. hacer jogging, aerobics o algún otro ejercicio regular puede liberar la energía bloqueada mucho más efectivamente que una botella de cerveza.

LOS BEBEDORES DE VINO tienen demasiada energía mental. La gente que está bebiendo demasiado vino debería hacer una pausa pare preguntarse a sí misma: "¿Qué capacidades mentales no estoy usando correctamente?" La palabra clave aquí no es tanto frustración como tristeza. Los bebedores de vino frecuentemente se permiten quedarse atrapados en laberintos mentales que no los conducen a ninguna parte... Un pequeño vaso de vino, bebido lentamente en el trasnscurso de una hora, tenderá a bajar la energía de la cabeza y a distribuirla en todo el cuerpo. Más de eso resulta contraproducente pues comienza a adormecer el cuerpo y permite a la mente que corra y divague aún más libremente. La recomendación para estas personas consiste en observar su mente, en practicar algún tipo de meditación diaria.

LOS BEBEDORES DE LICORES PESADOS a menudo tienen problemas expresando su enojo y han de preguntarse a sí mismos de qué están enojados. La palabra clave aquí es enojo. Un pequeño trago bebido lentamente a lo largo de media hora o cuarenta minutos, puede ayudar en la liberación natural de la energía del enojo transmutándola de una manera mucho más eficiente y aceptable que las canciones de las borracheras o el catártico recuento de la historia personal entre targo y trago. Más de un trago comienza a envenenar el hígado, que a nivel metafísico, es donde se procesa el enojo. (24)

Respecto a los efectos del alcohol en los chakras, tenemos lo siguiente:

Cada sustancia adictiva tiene una afinidad inicial con uno o más de los chakras. Cruzando el umbral del abuso todos los chakras se dañan, pero el alcohol afecta más severamente al centro cardiaco. Conforme el chakra cardiaco se bloquea, la energía queda fijada en los tres chakras inferiores, que gobiernan el autoestima, la sexualidad y la seguridad. Entre más profundamente caiga la persona en el alcoholismo, mayor será el bloqueo. [...]

Este daño produce los problemas comunes de los alcohólicos y aquellos que los aman. Hay una progresiva absorción hacia sí mismo, retiro del contacto con el mundo, una actitud amargada y resentida y dificultades con la sexualidad (ya sea promiscuidad o impotencia). Todo esto es entendible a la luz del funcionameinto de los chakras. Es muy típico, cerca de las últimas etapas del alcoholismo, que la persona experimente lo que coloquialmente se llaman los "horrores" -periodos de severa ansiedad sin motivo alguno, con terror hacia el teléfono, los autobuses, los perros, los buzones, cualquier cosa.

Algo importante a saber es que mantenerse sobrio no es suficiente. Hay que lidiar con la raíz espiritual de la adicción encontrando y trabajando con la visión o el propósito de vida. Asímismo, es indispensable reparar los daños producidos por el bloqueo de nergía en los cuerpos sutiles. Todos los chakras deben ser limpiados, particularmente el chakra cardiaco [...] Este centro no se abre espontáneamente a menos que ocurra un poderoso despertar espiritual o un gran romence. Si permanece cerrado, la persona se puede sentir aislada y miserable y por lo tanto muy vulnerable a las recaídas. [...]

Las parejas, amantes y nicños de alcohólicos también se ven seriamente afectados por estos bloqueos de los chakras. En un nivel psíquico, los alcohólicos y otros adictos, aún en recuperación, tienen la capacidad de extraer energía de otros, a pesar de su incapacidad de utilizarla. Así es que aquellos que viven o trabajan con alcohólcos activos o en recuperación, a menudo sufren de energía drenada, especialmente energía del corazón y pueden desarrollar sus propias dependencias secundarias como al azúcar, para tratar de recuperar la energía. [...]

Adicionalmente a sus efectos sobre el chakra cardiaco, el consumo de alcohol también afecta los chakras de la garganta y del tercer ojo. Cuando el chakras cardiaco está funcionando, sirve como un puente entre los chakras superiores e inferiores. Pero conforme el corazón se bloquea y la energía queda atrapada en los chakras inferiores, a fin de crear alguna clase de balance, la garganta y el tercer ojo se abren más. Este tipo de expansión conduce a la vervosidad delusional de los individuos adictos, de tal forma que pueden hablar y hablar sin llegar a ningún punto. [...] Conforme la adicción progresa, este desequilibrio contribuye al delirio y las "alucinaciones" de las faces avanzadas. (24)

Para abandonar una adicción los autores recomiendan que a la par de asisitir a terapias psicológicas ya sean personales o grupales y de someterse a un tratamiento de desintoxicación física bajo supervisión médica, en caso de que ésto sea necesario, también es aconsejable practicar técnicas alternativas para revertir los daños causados por el abuso de las distintas sustancias en el campo energético humano.

Para ello nos ofrecen en su segundo libro una excelente serie de ejercicios de visualización, así como remedios de aromoterapia y gemoterapia específicos para cada reparar los daños provocados por cada una de las diferentes sustancias. Adicionalmente, se incluyen ciertos diagramas canalizados por Andrew para reprogramar las biocomputadoras que son nuestros cerebros.

Según afirman: "Los hábitos, como las adicciones están impresos dentro de nuestros circuitos cerebrales de la misma manera en que los circuitos de una computadora son programados. Para interrumpir un hábito, necesitas borrar y reprogramar el circuito" (24), y para eso sirven los diferentes diagramas canalizados para cada tipo de droga.


Diagrama para transformar el hábito del alcohol

Estos diagramas deben mirarse de arriba a abajo o dibujarse 25 veces consecutivas en tres sesiones por día. Además se recomienda mirarlos cuando se sientan deseos de caer en la tentación de usar nuevamente la droga en cuestión. (Ver más al respecto en adicciones)